El estado de la gran comisión en África francófona: principales desafíos y oportunidades

Principales tendencias mundiales que dan forma a la gran comisión

El surgimiento de África

Si analizamos la tasa de recambio poblacional (2,76), para el año 2050 África debería tener el mayor porcentaje de cristianos en el mundo y ocupar un lugar prominente en la escena cristiana mundial. La última edición de la World Christian Encyclopaedia (Enciclopedia Cristiana Mundial) da fe del rápido crecimiento del cristianismo en África. Según este estudio, el 26 % de todos los cristianos viven en África, mientras que África representa alrededor del 18 % de la población total del mundo. Hoy en día, esta cifra seguramente va en alza. Y la misión continúa, ya no a manos de extranjeros europeos o americanos, sino esencialmente de los propios africanos, en un momento en que el mundo de los antiguos protagonistas se descristianiza, y las nuevas recomposiciones religiosas y las políticas religiosas estatales (laicismo, prohibición del proselitismo, etc.) parecen socavar la dimensión misionera de la Iglesia.

En el contexto de la gran comisión, necesitamos mantener el crecimiento del cristianismo en África y lograr que las ganancias que alcanzamos sean provechosas mediante el énfasis en la evangelización, el discipulando de los jóvenes en todas las etapas y el desarrollo de una visión teológica integrada que consolide los beneficios de todos los esfuerzos misioneros de evangelización.¹

Poblaciones regionales de jóvenes

Según las Naciones Unidas, actualmente hay más de 1 800 millones de jóvenes en el mundo; i. e. son el 16 % de la población mundial. De estos, el 90 % vive en países en desarrollo. El número de adolescentes y jóvenes ha alcanzado un nivel sin precedentes, aunque se espera que disminuya considerablemente, del 17,6 % en 2010 al 13,5 % en 2050, si la fertilidad mundial sigue en descenso.²

En 2022, África se posicionó como el continente más joven del mundo, con 60 % de su población con 25 años o menos, comparado con una media mundial del 25% y una edad promedio de 19,7 años. De cara al 2030, África experimentará el mayor crecimiento en la juventud: el 42 % de su población tendrá entre 15 y 24 años. La juventud de la población de África es tal vez su mayor potencial estratégico para el movimiento Cristiano global.³

El informe Cultura Juvenil Global realizado por One Hope muestra que África cuenta con el número más alto de cristianos adolescentes comprometidos (28 %), comparado con el 17 % de todos los otros continentes combinados. Esto significa que cualquiera que piense en las misiones deber preguntarse cómo participa África y, además, que los mismos africanos deben estar dispuestos a encabezar esta labor ofreciendo al mundo la mayor fuerza misionera.

Como cualquier otro misionero transcultural, aquellos que estén interesados en la misión entre los jóvenes de África deben estar dispuestos a estudiar la cultura juvenil y las influencias que ejerce sobre ellos. Esto es esencial para comprender su visión del mundo, a fin de comunicarles el evangelio y adoptarlos en la familia de la fe.

La juventud de la población de África es tal vez su mayor potencial estratégico para el movimiento Cristiano global.³

Para ganarnos a los jóvenes, primero debemos adentrarnos en su mundo y establecer vínculos de confianza y atención. Los jóvenes no están interesados en ningún programa, ellos solo necesitan relaciones significativas con adultos que se preocupen por ellos. En segundo lugar, la juventud necesita un modelo encarnacional, una predicación del evangelio acompañada de ejemplos de auténtica vida cristiana, la aplicación de principios bíblicos en la vida cotidiana y un modelo de adultos que vivan en la fe, todo en el marco de relaciones auténticas y significativas. Por último, nuestro compromiso con las Escrituras es lo que ayudará a los jóvenes a conectar con la Palabra de Dios, al descubrir que es relevante para su situación. Como padres y adultos mayores, tenemos que dar ejemplo en la forma en que interactuamos con la Palabra y debemos acompañar a nuestros jóvenes en la lectura, meditación y aplicación de estas palabras de vida.

Los jóvenes enfrentan diversos desafíos en sus vidas:

Las redes sociales

Internet representa una metáfora cultural dominante para el mundo en este siglo xxi ―es descentralizada, de alta participación, fluida, se autoorganiza y está geográficamente dispersa—.

La salud mental

El aislamiento y la falta de contacto con otras personas prueban que la comunidad es la clave para el florecimiento humano. Es verdad, entonces, que la búsqueda de relaciones mata varios pájaros de un tiro (la conexión 24/7 a Internet es uno de los factores más influyentes en el aislamiento social y repercute de manera negativa en la salud de los más jóvenes).

Cuestiones en general

En este punto, podemos nombrar la pobreza extrema, el cambio climático a nivel global, el abuso sexual, la desocupación y la corrupción política. La Iglesia está llamada a abordar los desafíos globales desde la perspectiva de la juventud.

El efecto visual y oral como validación de la verdad

Las tecnologías digitales están dando lugar a lo que muchos denominan la «nueva oralidad». Las aplicaciones bíblicas permiten que personas de todo el mundo escuchen la Biblia en la lengua de sus corazones ―en vez de leerla—. Con este fin, las organizaciones, los líderes de las iglesias y los socios implicados en la gran comisión deberían aprovechar las nuevas oportunidades que la traducción oral de la Biblia puede brindar a las comunidades africanas en sus ministerios de evangelización y en la apropiación de la Palabra de Dios en sus comunidades. El campo de la traducción oral de la Biblia debería darse a conocer a las iglesias de manera urgente a fin de, en primer lugar, mostrar su importancia para la gran comisión en el África francófona y, en segundo, porque se necesita de la participación de las iglesias para el desarrollo de proyectos de traducción oral de la Biblia en lenguas que aún no tienen la Palabra traducida o, incluso, en lenguas que ya tienen proyectos en marcha.

La integridad y la lucha contra la corrupción

La promoción de la integridad, la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción son aspectos importantes de la aplicación de la gran comisión en África. La misión de la Iglesia es apoyar a todos los implicados en la prevención de la corrupción mediante el desarrollo de una cultura de integridad. La atención se centra en las generaciones más jóvenes para que actúen con visión de futuro y rompan los patrones establecidos de corrupción. Los jóvenes son un pilar de la sociedad africana. Son los creadores del futuro del país, pero también son los más afectados por las deficiencias del sistema de gobernanza. Para contribuir a una cultura de integridad efectiva en África, será necesario:

Desarrollar una cultura de integridad entre los jóvenes africanos mediante la creación de grupos de diálogo innovadores, la aplicación de medidas de sensibilización y prevención de la corrupción con los jóvenes para reforzar la integridad, la creación de espacios de reflexión y el fomento del debate y la innovación.
Desarrollar una vida íntegra ―toda nuestra vida debe ser coherente con las enseñanzas de Jesús—, ya que los no cristianos suelen justificar su negativa a tomarse en serio la fe cristiana señalando la falta de coherencia entre nuestras vidas y las enseñanzas de Jesús en la Iglesia. El hecho de que los creyentes no demuestren integridad y coherencia entre sus vidas y las enseñanzas de Jesús hace que el evangelio sea menos creíble; sugiere que entregar nuestras vidas a Cristo no tiene el impacto transformador que proclamamos.

Hombres y mujeres en colaboración

En todo el mundo, hay mayor número de mujeres que de hombres que afirman que el cristianismo es «muy importante» en sus vidas. Esto es especialmente cierto en América, Asia y África. En algunos casos, la diferencia oscila entre el 15 % y el 20 %.

La colaboración entre hombres y mujeres es uno de los frentes de compromiso conjunto necesarios para el éxito de la gran comisión. La participación de las mujeres debe contribuir a un estilo diferente de ejercer la responsabilidad y el poder. Esto significa aprovechar al máximo el estilo de liderazgo de las mujeres, que es más dinámico ―dado que es más relacional, transformacional y emocional—; más interactivo ―fomenta la participación y estimula la motivación—; orientado a la tarea y a los resultados ―al vincular personas y objetivos—; sensible a la resolución de problemas y a la superación de conflictos, y que tiene un enfoque integrado sobre los distintos aspectos de la persona: cuerpo y mente, afectividad e intelecto.

Desafíos para la gran comisión

Las comunidades digitales y el uso ético de los dispositivos digitales y de las redes sociales en el ministerio pastoral

En los círculos cristianos, a los líderes pastorales les preocupa que cosas como el ChatGPT puedan convertirse en una importante plataforma de consumo de conocimientos. Sin embargo, como bien afirma Jason Watson, «la formación espiritual implica ir más allá del mero consumo de contenidos sobre el evangelio para permitir intencionadamente que la verdad del evangelio cambie nuestra forma de vivir».⁴ Mientras muchos ven los avances de la IA como una amenaza para la humanidad, nosotros entendemos que confiar en la providencia de Dios para la vida de cada cristiano será más importante que nunca, porque la guía de Dios no puede ser simplemente sustituida por la mera generación de información. En este sentido, como seguidores de Cristo, tenemos la responsabilidad, de aquí al año 2050, de educar a todos en el uso ético de la tecnología.

La inmigración

Hoy más que nunca, África está en movimiento. Este movimiento es tanto físico (migración por elección o impuesta por diversas situaciones sociopolíticas), como cultural (fenómenos de deculturación, hibridación cultural o desplazamiento de valores morales y familiares), y religioso (las recomposiciones religiosas y confesionales, y los conflictos referenciales que estas pueden generar con las estructuras religiosas ancestrales o con las del cristianismo y el islam). La gran comisión debe situarse necesariamente dentro de esta globalización ―a veces oportuna, a veces desenfrenada—. El trabajo misionero debe tener en cuenta los efectos de la globalización en el cristianismo africano (posicionamiento de las iglesias tradicionales, recomposiciones confesionales, efectos de los medios de comunicación y de las redes sociales, cambio de valores, acompañamiento a los migrantes, etc.).

Hoy más que nunca, África está en movimiento….Nos urge entonces redefinir la práctica de misión en este complejo contexto en el que las personas están en constante movimiento y se encuentran en nuevas situaciones sociorreligiosas, con sus propios interrogantes y desafíos específicos.

Nos urge entonces redefinir la práctica de misión en este complejo contexto en el que las personas están en constante movimiento y se encuentran en nuevas situaciones sociorreligiosas, con sus propios interrogantes y desafíos específicos. Ha de tenerse en cuenta, además, que hay inmigrantes cristianos que se han asentado en regiones tradicionalmente no cristianas, como en el norte de África, donde el islam es la religión oficial.

Los desafíos teológicos: el movimiento kemita

El movimiento kemita valora las raíces culturales y espirituales africanas precoloniales y confronta al cristianismo en África en varios puntos de divergencia ideológica e histórica. Formula varias críticas al cristianismo en el continente africano.

Primero, para este movimiento, el cristianismo es una imposición colonial. El cristianismo se presenta como un instrumento del colonialismo europeo en África, utilizado para subyugar a los pueblos africanos y borrar sus culturas y espiritualidades autóctonas. Según los kemitas, la introducción del cristianismo en África vino acompañada a menudo de la destrucción de las tradiciones religiosas y culturales locales. En consecuencia, los kemitas creen que el cristianismo ha contribuido a la alienación cultural de los africanos, al imponerles valores y creencias extranjeros, en detrimento de las tradiciones ancestrales africanas.

Segundo, el movimiento kemita aboga por la valorización de las espiritualidades ancestrales africanas. Fomenta el redescubrimiento y la reapropiación de espiritualidades ancestrales africanas, como las creencias y prácticas del antiguo Egipto (Kemet), consideradas auténticamente africanas, y el rechazo de la asumida universalidad y superioridad del cristianismo, afirmando que cada cultura tiene sus propios sistemas de creencias válidos y que las espiritualidades africanas merecen igual reconocimiento.

En tercer lugar, el movimiento kemita cuestiona los relatos bíblicos e históricos, especialmente los que retratan a África y a los africanos de forma negativa. Proponen una revisión de la historia religiosa y espiritual de África, poniendo de relieve figuras y acontecimientos que han sido marginados o distorsionados. También reivindican la herencia de los antiguos egipcios, a los que consideran africanos negros, y critican los intentos de encubrir esta historia con relatos occidentales.

En cuarto lugar, el movimiento kemita culpa a las prácticas misioneras históricas, que a menudo denigraban las creencias locales e imponían una visión occidental del mundo, y cuestiona las estructuras jerárquicas de la iglesia cristiana, consideradas antidemocráticas e impuestas desde el exterior, en contraste con las estructuras comunitarias más horizontales de las sociedades africanas tradicionales.

Quinto, los kemitas promueven una conciencia afrocéntrica instando a los africanos a redefinir su identidad fuera de los marcos impuestos por las religiones abrahámicas ―entre ellas, el cristianismo—; a recuperar la autonomía cultural y espiritual, y a fomentar una educación que ponga de relieve la historia y las contribuciones africanas y que cuestione los relatos históricos eurocéntricos dominantes.

Todo misionero intercultural, toda persona interesada en la misión entre los africanos, debe ser sensible a estas críticas culturales y teológicas del movimiento kemita.

La transformación de la materia prima de África (causas del conflicto y de la falta de desarrollo)

La Iglesia en África tendrá un impacto real en las sociedades africanas si reflexiona sobre la búsqueda de soluciones sostenibles a la excesiva dependencia en los recursos africanos, lo que ha generado a economías volátiles, una industrialización deficiente, problemas de gobernanza y la incapacidad de adaptarse a los cambios globales ―la transición energética, por ejemplo—. Además, es crucial subrayar que la riqueza futura reside más en el desarrollo de las capacidades humanas, tecnológicas e institucionales que en la explotación en bruto de los recursos naturales. La gran comisión podría trabajar sobre estos puntos principales:

Volatilidad de los precios de las materias primas

Inestabilidad de mercado: los precios de las materias primas como el petróleo y los metales y minerales preciosos son extremadamente volátiles. Esta inestabilidad complejiza la planificación económica a largo plazo y la creación de riqueza estable.
Dependencia de un mercado mundial inestable: las economías africanas que dependen en gran medida de la exportación de productos básicos son vulnerables a las crisis externas ―como ser las fluctuaciones de los precios mundiales—, que pueden reducir rápidamente los ingresos.

Poco valor agregado e industrialización limitada

Falta de procesamiento local: gran parte de las materias primas de África se exportan sin procesar, lo que significa que la mayor parte del valor añadido se genera en otros lugares. Esto limita las oportunidades de desarrollo industrial y creación de empleo en el país.
Escaso desarrollo industrial: la falta de infraestructura y de capacidad tecnológica para procesar materias primas a nivel local impide captar una mayor parte de la cadena de valor.

Renta y maldición de los recursos

Renta económica y corrupción: la riqueza en recursos naturales ha dado lugar a menudo a formas de gobernanza basadas en la renta, en las que las élites captan ingresos sin redistribuir equitativamente los beneficios, lo que conduce a la corrupción y a la desigualdad.
Maldición de los recursos: fenómeno que describe la tendencia de los países ricos en recursos a tener un crecimiento económico más lento, conflictos internos e instituciones políticas débiles, en comparación con los países con menos recursos.

Transición ecológica y economías del conocimiento

Transición energética mundial: a medida que el mundo realiza la transición hacia las fuentes de energía renovables, podría reducirse la demanda de combustibles fósiles y de minerales, lo que afectaría a los exportadores africanos de gas y petróleo.
Mayor importancia de las economías del conocimiento: en el siglo xxi, las economías más dinámicas se enfocan cada vez más en la innovación, la tecnología y los servicios. Las materias primas por sí solas no son suficientes para generar un crecimiento económico sustentable.

Problemas ambientales y sociales

Degradación ambiental: la extracción de materia prima generalmente produce un impacto ambiental considerable, lo que puede afectar la agricultura, la salud pública y la biodiversidad.
Conflictos y desplazamiento de la población: la explotación de recursos naturales muchas veces está vinculada a conflictos violentos y al desplazamiento forzado de la población, lo que exacerba las tensiones sociales y obstaculiza el desarrollo sustentable.

La pobreza y el acceso desigual a las riquezas

Alrededor de 700 millones de personas siguen viviendo en la pobreza extrema (incluido un niño de cada cinco). Los principales indicadores de pobreza ―salud, educación y nivel de vida— revelan que una persona en situación de pobreza en una parte del mundo no sufre las mismas privaciones que otra persona pobre de otra región. Esta desigualdad de ingresos sigue siendo un desafío para la labor misionera, ya que muchas personas siguen viviendo bajo la línea de pobreza.

Para reducir la pobreza y la inequidad en el acceso a las riquezas, se proponen las siguientes soluciones:

Comprender la complejidad de la pobreza para encontrar soluciones. No se puede resolver un problema que no vemos ni entendemos. Tenemos que invertir nuestro tiempo y nuestros recursos en comprender mejor la dinámica de la pobreza, tanto a nivel mundial como en nuestras propias comunidades, para lo que debemos equipar a nuestros miembros con educación sobre micro y macroeconomía.
Crear medidas de éxito basadas en modelos analíticos .
Analizar las cuestiones climáticas y responder a las expectativas que suscitan, en lugar de politizarlas. Uno de los aportes de Lausana en este ámbito es la red de Cuidado de la Creación, que reúne a cristianos de todo el mundo.
Colaborar para reducir las redundancias y los objetivos contradictorios: con el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías, la Iglesia puede desarrollar información relevante y oportuna para apoyar la toma de decisiones. Esto nos permite no sólo comprender la crisis, sino también evaluar el mejor enfoque e identificar posibles colaboradores.

La gran comisión y la teología contextual

El futuro vigor del cristianismo en África, en general, y en África francófona, en particular, dependerá enormemente del tipo de teología en relación con la misión de la Iglesia en el mundo. Frente a los desafíos de las religiones tradicionales africanas, el secularismo, la geopolítica mundial y el pluralismo religioso, una teología africana que no sea misional ni contextual no puede en esencia garantizar un futuro brillante para el cristianismo africano. La cuestión persistente sigue siendo la de conocer la reacción de los propios teólogos africanos, así como el significado y el grado de su implicación personal en el proceso de elaboración de marcos teóricos y conceptuales afines.

La idea clave es que nuestra fe debe repercutir en la comunidad o en la sociedad, el resultado de nuestra fe debe conducir a la transformación de nuestra comunidad. No debería tratarse sólo de «mí», sino también de «mi comunidad». No se puede entender que un país en el que el 60 % o más de la población es cristiana sea un lugar en el que la injusticia, la corrupción, el tribalismo, la violencia y el genocidio, entre otros, son una realidad. Por tanto, deberíamos insistir más en que:

El Dios de nuestra fe debería transformar nuestra comunidad.
Nuestra Biblia debería transformar nuestra comunidad.
Nuestra salvación debería dar testimonio de la transformación a nuestra comunidad.
Nuestra vida y responsabilidad cristianas deberían conducir a la transformación de nuestra comunidad.

Por lo tanto, la pregunta clave es: ¿cuál es el impacto del evangelio en nuestra relación con Dios, con nosotros mismos, con los demás y con el resto de la creación? Cuando uno viaja a distintos lugares de África, se puede notar que, en muchos casos, la gente espera que la Iglesia sea la solución, pero la realidad es a veces muy diferente.

En África, la necesidad de la fe cristiana no es solo teórica, sino también práctica. Cuando Jesús ordenó la gran comisión, habló de enseñarles «a obedecer todo lo que [él nos ha] mandado» (Mateo 28:20).