Introducción
En Asia del Este habitan 1700 millones de personas, lo que representa el 21 % de la población mundial. Este territorio comprende regiones como China, las Coreas, Japón, Hong Kong, Macao, Taiwán y Mongolia, que están afrontando importantes cambios demográficos, convulsiones políticas, rápidos avances tecnológicos y dinámicas intergeneracionales en constante evolución.
Los países de Asia del Este comparten algunas características culturales fundamentales que tienen sus raíces en las enseñanzas confucianas. Estas enseñanzas hacen hincapié en la jerarquía, el orden social y la meritocracia. Predomina el colectivismo, que enfatiza las obligaciones para con la familia y la sociedad, a menudo a expensas de los intereses individuales. Existe diversidad religiosa: coexisten el budismo, el taoísmo, el islam, el catolicismo y el cristianismo protestante. Si bien algunos de los habitantes de China son adeptos a estas religiones, la mayoría son ateos comunistas que no se identifican con ninguna fe. Recientemente, los movimientos de iglesias caseras han registrado cierto crecimiento, sobre todo entre 1970 y 2020.
En lo socioeconómico, Asia del Este ha experimentado un desarrollo muy rápido, gracias, en gran parte, al importante papel que desempeñan países como Japón, Corea del Sur y China. La urbanización, la industrialización y los avances tecnológicos han transformado la región. Y si bien existe una competencia geopolítica, es esencial reconocer tanto la cooperación como la división dentro de Asia del Este. China, Japón y Corea del Sur son tres actores principales de Asia del Este: la población de China supera los 1300 millones de habitantes, la de Japón ronda los 126 millones y la de Corea del Sur se aproxima a los 52 millones.
En resumen, podemos afirmar que el rico patrimonio cultural de Asia del Este, su diversidad religiosa, su dinamismo económico y su compleja política hacen que el paisaje de la región sea vibrante y diverso. Cada uno de estos factores influye en cómo la iglesia lleva a cabo su misión, las estrategias de alcance y las acciones de compromiso con la comunidad.
En este artículo buscamos analizar los asuntos clave que varios informes pusieron de relieve, así como sugerir algunas direcciones estratégicas que la iglesia puede seguir en esas regiones. Del análisis se desprenden cinco temas principales: los cambios demográficos, los avances tecnológicos, las dinámicas intergeneracionales, la evangelización de Asia del Este y el crecimiento de Asia y su contribución a las misiones del mundo mayoritario. Analizaremos cada uno de estos temas en detalle y aportaremos distintas percepciones y recomendaciones para el camino que la iglesia podría seguir en el futuro.
Cambios demográficos e influencias sociopolíticas
Envejecimiento poblacional y descenso de las tasas de natalidad
Uno de los desafíos demográficos más importantes que afronta Asia del Este tiene que ver con que la población cada vez está más envejecida y las tasas de natalidad van en descenso. En Japón, por ejemplo, la población está descendiendo tan drásticamente que el 40 % de los municipios podrían desaparecer de aquí al 2050 debido a una fuerte disminución de la población activa.1 Algo similar ocurre en Corea del Sur, que está afrontando un rápido envejecimiento poblacional, por lo que se necesitan políticas para las personas mayores y se pone de relieve la disminución de la participación de los jóvenes en las iglesias. Estos cambios demográfico tienen implicaciones de gran alcance para la iglesia. Lo afectan todo: desde la asistencia y la participación hasta la estabilidad financiera y el alcance a la comunidad.
El envejecimiento poblacional supone un desafío único, pues las iglesias tienen que atender las necesidades espirituales y sociales de los miembros de mayor edad de la congregación. Entre otras cosas, las iglesias deben ofrecer servicios y programas adaptados para las personas mayores, tales como grupos de comunión para ancianos, atención pastoral para quienes no salen de sus cases e instalaciones accesibles. Además, las iglesias deben hallar la forma de integrar a los miembros mayores a la comunidad eclesiástica en sentido más amplio y asegurarse de que sigan siendo participantes activos en lugar de volverse observadores pasivos.
La situación se ve aún más complicada por el descenso de las tasas de natalidad e interacción de los jóvenes. Cuando hay pocos jóvenes en las congregaciones, las iglesias corren el riesgo de vivir una desconexión generacional que podría provocar la erosión gradual de las comunidades eclesiásticas. Para contrarrestar esta situación, las iglesias deben desarrollar programas dirigidos a los jóvenes que atiendan los intereses y las preocupaciones de las generaciones más jóvenes. Entre otras cosas, deben crear espacios para que los jóvenes puedan tener un compromiso auténtico, aprovechar la tecnología para conectar con los nativos digitales y fomentar espacios donde los jóvenes puedan sentirse escuchados y valorados.
Migración
La inmigración es otro factor crítico, sobre todo en Japón, dende el aumento de mano de obra extranjera ha dado lugar a fricciones culturales y a la aparición de iglesias étnicas y multiculturales. Hong Kong también está afrontando importantes cambios demográficos debido a la emigración, sobre todo tras la promulgación de la Ley de Seguridad Nacional, que ha provocado una pérdida sustancial de miembros de las iglesias y de recursos financieros.2 Debido a la afluencia de mano de obra extranjera en Japón, ha sido necesario que las iglesias se adapten a una congregación más multicultural. Esta realidad presenta tanto desafíos como oportunidades.
Por un lado, las diferencias multiculturales pueden dar lugar a malentendidos y conflictos. Por el otro, las congregaciones multiculturales pueden enriquecer la vida de la iglesia al aportar perspectivas y experiencias diversas. Las iglesias deben esforzarse por generar entornos inclusivos donde todos los miembros se sientan bienvenidos y valorados, sea cual sea el trasfondo cultural del que provengan. En Hong Kong, la emigración masiva de cristianos ha tenido un impacto significativo en la demografía y las finanzas de las iglesias. Muchos de los que se fueron eran pilares económicos y líderes dentro de sus iglesias, por lo que al marcharse, las ofrendas disminuyeron y comenzaron a escasear los líderes y los voluntarios cualificados. Esto ha hecho que los miembros que se quedaron se vean más presionados y ha puesto de relieve la necesidad de que las iglesias desarrollen estructuras financieras y de liderazgo sustentables.
Disturbios políticos y sociales
Los disturbios políticos y sociales han tenido implicaciones profundas para las iglesias de Asia del Este. Las tensiones políticas entre China y Taiwán, las amenazas militares por parte de Corea del Norte y los movimientos sociales internos (como los de Hong Kong) han provocado divisiones dentro de las comunidades eclesiásticas. Estas dinámicas sociopolíticas pueden generar un entorno de miedo e incertidumbre, lo que repercute en la capacidad de la iglesia para funcionar con eficacia y cumplir con su misión. Debido a la imposición de leyes como la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong, los cristianos viven en un clima de temor y emigración, lo que influye considerablemente en la asistencia a las iglesias y en la estabilidad financiera. La iglesia de Taiwán podría hacerle frente a un escenario similar si consideramos la amenaza (cada vez mayor) de una invasión china.
En regiones donde la libertad religiosa se ve amenazada, las iglesias afrontan el desafío de mantener su testimonio sin dejar de cumplir con las leyes restrictivas. Esto puede implicar navegar por complejos escenarios legales, afrontar una posible persecución y encontrar formas creativas de continuar con el ministerio. Por ejemplo, puede que las iglesias caseras que no están registradas lleguen a ser más habituales a medida que los encuentros en iglesias oficiales deban afrontar un mayor escrutinio y más regulaciones. El número de iglesias no registradas duplica ya el de las registradas. El impacto de la libertad religiosa restringida se extiende más allá de las operaciones de la iglesia y alcanza la misión mayor de la evangelización y el discipulado. Las iglesias deben encontrar formas de compartir el evangelio y discipular creyentes en entornos donde la expresión religiosa se ve limitada. Para esto es necesario que las iglesias innoven, sean resilientes y muestren un profundo compromiso con la gran comisión.
El impacto en la iglesia y algunas recomendaciones
Las iglesias deben fomentar la comunicación intergeneracional y la creación de un sentido de comunidad. Aunque es frecuente que los jóvenes se sientan desconectados de la generación más adulta, aprecian aquellas comunidades auténticas y no jerárquicas que ofrecen conexiones reales y la posibilidad de tener mentores. Puede que si se crean oportunidades para el diálogo intergeneracional y actividades, se acorte la distancia entre generaciones. Por ejemplo, pueden ofrecerse programas de mentorías para que los miembros de mayor edad de las congregaciones compartan su sabiduría y sus experiencias con los de menor edad y, de esta forma, se construyan relaciones significativas y haya respeto mutuo.
Es esencial que se atiendan las necesidades de una sociedad envejecida mediante enfoques ministeriales holísticos. Entre otras cosas, se debe cuidar de los ancianos e involucrarlos en las actividades de la iglesia, lo que puede ayudarlos a mantenerse comprometidos y a brindar su apoyo. Las iglesias pueden abrir ministerios para personas mayores que se enfoquen en el bienestar físico, emocional y espiritual, prestando servicios como clínicas de salud, consejería y eventos sociales.
Para atraer y retener a los jóvenes, las iglesias deben innovar con sus métodos de alcance. Esto podría implicar utilizar las redes sociales y las plataformas digitales para comunicarse y conectar con ellos, ofrecer servicios de adoración contemporáneos y organizar eventos que resuenen con la cultura juvenil. Además, si se involucra a los jóvenes en roles de liderazgo y en procesos de toma de decisiones, puede fomentarse el sentido de pertenencia y compromiso.
Las iglesias deben enarbolar el multiculturalismo entre los diversos grupos étnicos dentro de sus congregaciones y promover las colaboraciones entre personas con una mentalidad de reino. Entre otras cosas, pueden ofrecer servicios en múltiples idiomas, celebrar los festivales culturales y promover el entendimiento intercultural por medio de la educación y el diálogo. De esta forma, pueden construir comunidades más fuertes y más coherentes que reflejen la diversidad del reino de Dios. Al establecer sistemas de apoyo sólidos para los emigrantes, pueden mantenerse las conexiones con quienes se mudan del país y se le puede dar continuidad al apoyo espiritual y la comunidad. Entre otras cosas, pueden ofrecerse servicios y grupos de oración en línea, atención pastoral vía plataformas digitales e iniciativas que conecten a los emigrantes con iglesias locales cerca de sus nuevos hogares. Al mantener estas conexiones, los emigrantes pueden sentir que la iglesia los apoya y seguir así creciendo espiritualmente, a pesar de la separación geográfica. Es esencial que las iglesias ubicadas en regiones con altos niveles de inmigración integren a los nuevos miembros dentro de la comunidad ya existente. Entre otras cosas, se pueden crear comités de bienvenida, ofrecer clases de idioma y orientación cultural y proporcionar oportunidades para que los nuevos miembros puedan servir y contribuir. Estos esfuerzos pueden ayudar a los nuevos inmigrantes a tener un sentido de pertenencia y propósito dentro de la comunidad eclesiástica.
Ante el aumento de la persecución y la presión dentro de China, Hong Kong y, potencialmente, Taiwán, la iglesia no solo debe prepararse para sobrevivir en medio de una persecución mayor, sino también para seguir creciendo en profundidad en medio del sufrimiento, para responder en amor ante los ataques y para expandirse por medio de la evangelización (dentro de esos mismos países) y de las misiones (en el extranjero), tal como da el ejemplo la iglesia primitiva en el libro de Hechos. En un mundo misionero policéntrico, no cabe duda de que China será uno de los líderes clave del cristianismo mundial y de las misiones globales del próximo siglo.
Avances tecnológicos
La llegada de la era digital ha revolucionado la forma de funcionar de las iglesias. Ante el uso extendido de internet, que se vio acelerado por la pandemia, es necesario reevaluar los modos tradicionales de la iglesia y explorar las comunidades digitales. La transformación digital, que ofrece tanto desafíos como oportunidades para las iglesias, lo afecta todo: desde los servicios de adoración y la atención pastoral hasta las estrategias de alcance y evangelización.
Gracias a las plataformas digitales, las iglesias tienen nuevas formas de conectar con los miembros de sus congregaciones y llegar a un público más amplio. Los servicios de cultos en línea, los estudios virtuales de la Biblia y los grupos de oración digitales se han vuelto más comunes, lo que les ha permitido a las iglesias mantener la comunidad y la interacción aun cuando no ha sido posible reunirse físicamente. Estas iniciativas digitales pueden aumentar el alcance y la accesibilidad de la iglesia y hacer que sea posible ministrar a personas que quizás no puedan asistir en persona. No obstante, el cambio a lo digital también presenta desafíos. Puede que no todos los miembros de la congregación tengan acceso a la tecnología o se sientan cómodos utilizándola, lo que podría obstaculizar la participación. Además, el mundo de lo digital suscita preocupaciones sobre la ciberseguridad y el uso ético de la tecnología. Las iglesias deben navegar esos desafíos con cuidado para asegurarse de que sus ministerios digitales sean inclusivos, seguros y efectivos.
Los avances tecnológicos tales como la inteligencia artificial (IA) y la automatización presentan tanto oportunidades como desafíos para la iglesia. Aunque puede que estas tecnologías mejoren la comunicación y la gestión de recursos, también suscitan preguntas éticas y afectan a los mercados laborales. La IA y la automatización pueden agilizar las tareas administrativas y mejorar los procesos de gestión de datos y de toma de decisiones dentro de la iglesia. Sin embargo, también plantean posibles dilemas éticos y repercusiones sociales que las iglesias deben abordar. La IA tiene el potencial para transformar varios aspectos del funcionamiento de la iglesia.
Por ejemplo, los análisis basados en la IA pueden ayudar a las iglesias a comprender mejor qué necesidades y preferencias congregacionales tienen, lo que da lugar a enfoques ministeriales más personalizados. Los sistemas automatizados pueden encargarse de completar las tareas administrativas rutinarias y, de esa forma, liberar al equipo de trabajo para que se enfoque en la labor ministerial más significativa. Sin embargo, el uso de la IA también suscita preocupaciones sobre la privacidad de datos, el sesgo algorítmico y la deshumanización de la atención pastoral. En un nivel más amplio, la IA y la automatización pueden tener consecuencias en lo social al punto de reemplazar puestos de trabajos y generar cambios en el mercado laboral. Las iglesias deben considerar cómo es que esos cambios afectan a los miembros de sus congregaciones y comunidades y encontrar maneras de apoyar a quienes se han visto afectados por las disrupciones tecnológicas. Entre otras cosas, pueden ofrecer programas para volver a capacitarlos, brindar su apoyo a quienes estén realizando una transición a una carrera nueva y abogar por prácticas tecnológicas éticas y equitativas.
El impacto en la iglesia y algunas recomendaciones
La adopción de plataformas digitales para el ministerio puede ayudar a las iglesias a llegar a un público más amplio y a mantenerse en contacto con los miembros que prefieren interactuar en línea. Entre otras cosas, las iglesias pueden desarrollar buenos servicios en línea, ofrecer grupos pequeños virtuales y generar recursos digitales para el discipulado y el crecimiento espiritual. Al aprovechar las herramientas digitales, las iglesias pueden mejorar su ministerio y ampliar su alcance para sobrepasar las fronteras físicas.
Es esencial que, para mantener la confianza y la integridad en los ministerios en línea, se garantice la ciberseguridad y se aborden las preocupaciones éticas relacionadas con la interacción digital. Las iglesias deben invertir en infraestructuras digitales seguras, brindar capacitaciones sobre prácticas en línea seguras y establecer directrices claras para hacer un uso ético de la tecnología. De esta forma, podrán ayudar a proteger la identidad de los miembros de sus congregaciones y asegurarse de que los esfuerzos ministeriales digitales se lleven a cabo con responsabilidad. Capacitar a los líderes de la iglesia para que dominen las nuevas tecnologías puede ayudar a integrar estas herramientas de forma efectiva en las operaciones eclesiales. Entre otras cosas, se puede proporcionar formación continua sobre herramientas digitales, fomentar la innovación en los enfoques ministeriales y promover una cultura de adaptabilidad y apertura al cambio. Al equipar a los líderes con las habilidades y los conocimientos necesarios para navegar por el mundo digital, las iglesias pueden aprovechar eficazmente la tecnología para el ministerio. Si se facilitan discusiones sobre las implicaciones éticas de la IA y la automatización, la iglesia puede quedar posicionada como líder de opinión en estas áreas tan críticas.
Las iglesias pueden organizar foros, talleres y grupos de estudio sobre el uso ético de la tecnología, basándose en perspectivas teológicas y éticas para guiar conversaciones. Implicarse en estos asuntos ayuda a la iglesia a proporcionar orientación moral y ética en un panorama tecnológico que cambia rápidamente. Es crucial apoyar a los miembros de la congregación que se hayan visto afectados por las disrupciones tecnológicas. Entre otras cosas, la iglesia puede ofrecer programas para volver a capacitarlos, brindar su apoyo a quienes estén realizando una transición a una carrera nueva y abogar por prácticas tecnológicas éticas y equitativas. Al abordar las consecuencias a mayor escala de la IA y la automatización, las iglesias pueden demostrar cuán comprometidas están con la justicia social y el bienestar de la comunidad.
Dinámicas intergeneracionales
La división generacional dentro de las iglesias, a la que los movimientos sociales de Hong Kong pusieron particularmente de relieve, ha causado disrupciones muy importantes. Es frecuente que los jóvenes sientan que no cuentan con el apoyo de la iglesia, lo que los lleva a desvincularse y emigrar. Esta desconexión generacional es un desafío de suma importancia para las iglesias, pues lo afecta todo: desde la asistencia y el nivel de participación, hasta el liderazgo y la misión.
En Hong Kong, los movimientos sociales ocurridos entre 2014 y 2019, además de la subsecuente promulgación de la Ley de Seguridad Nacional, han dado lugar a una polarización muy significativa dentro de la sociedad y la iglesia. Ante la división entre partidarios y detractores de los movimientos, las comunidades eclesiásticas han sufrido fracturas y algunos miembros han acabado sintiendo que no cuentan con el apoyo de los demás o que están marginados. En consecuencia, la participación y la asistencia disminuyeron y muchos cristianos de clase media, contribuyentes clave de la vida eclesiástica, emigraron, lo que supuso desafíos financieros para la iglesia.
Las brechas generacionales no son exclusivas de Hong Kong. Son varias las generaciones más jóvenes que, en toda Asia del Este, se sienten desconectadas de las estructuras y las prácticas tradicionales de las iglesias. Puede que consideren que la iglesia no está al corriente de los problemas contemporáneos o que les parezca difícil relacionarse con los líderes de mayor edad. Esto puede llevarlos a desvincularse y participar menos en la iglesia.
En Hong Kong existe una tendencia a que los misioneros estén cada vez más envejecidos. El porcentaje de misioneros con más de 60 años es bastante grande, lo que supone desafíos para sostener la obra misionera a largo plazo. Esta tendencia refleja cambios demográficos a mayor escala y pone de relieve la necesidad de que haya una planificación estratégica y se desarrolle el liderazgo dentro de las organizaciones misioneras.
El envejecimiento de los misioneros supone varios desafíos. En primer lugar, está la cuestión práctica de la resistencia física y mental que se necesita para la obra misionera. Es posible que los misioneros de mayor edad tengan problemas de salud que limiten su capacidad para servir de manera eficiente. Además, puede que el envejecimiento de la mano de obra misionera provoque un vacío en el liderazgo a medida que los líderes con más experiencia se retiren sin que haya suficientes sucesores para ocupar su lugar. Esta tendencia al envejecimiento también pone de relieve la necesidad de que se renueve la atención que se pone al reclutamiento y la formación de misioneros más jóvenes. Sin una nueva generación de obreros misioneros, los esfuerzos para las misiones mundiales que haga la iglesia podrían sufrir reveses muy importantes. Es esencial, para el futuro de los esfuerzos misioneros, que se aliente a los jóvenes a considerar la obra misionera y que se les dé la formación y el apoyo necesarios.
El impacto en la iglesia y algunas recomendaciones
Al involucrar activamente a los jóvenes en el liderazgo y los procesos de toma de decisiones en la iglesia, podría reducirse el tamaño de la brecha generacional y fomentarse un sentido de pertenencia. Entre otras cosas, las iglesias pueden crear espacios para que los jóvenes muestren un compromiso genuino, aprovechar la tecnología para conectar con los nativos digitales y favorecer entornos donde los jóvenes se sientan oídos y valorados. Al involucrar a los jóvenes en roles de liderazgo y darles oportunidades para que conformen actividades y programas eclesiásticos, las iglesias pueden construir una comunidad más inclusiva y dinámica.
Al desarrollar programas de discipulado específicos para abordar las necesidades y las perspectivas únicas de las distintas generaciones, puede potenciarse el crecimiento espiritual y la unidad. Entre otras cosas, las iglesias pueden ofrecer estudios bíblicos intergeneracionales, relaciones de mentoría y oportunidades de servicio que reúnan a personas de todas las edades. Al fomentar una cultura de respeto y aprendizaje mutuo, las iglesias pueden reducir el tamaño de las divisiones generacionales y fortalecer a su comunidad.
Para atraer y retener a los jóvenes, las iglesias tienen que innovar con sus métodos de alcance. Entre otras cosas, pueden utilizar las redes sociales y las plataformas digitales para comunicarse y conectar con ellos, ofreciendo servicios de adoración contemporánea y organizando eventos que resuenen con la cultura juvenil.
Además, al involucrar a los jóvenes en roles de liderazgo y procesos de toma de decisiones, puede promoverse el sentido de pertenencia y el compromiso. Si se planifica la sucesión en la obra misionera, puede garantizarse una transición fluida y la continuidad de los esfuerzos misioneros. Entre otras cosas, se debe identificar y guiar a los líderes potenciales, se deben brindar oportunidades a los misioneros más jóvenes para que adquieran experiencia y desarrollen habilidades y se deben preparar vías claras para la transición del liderazgo. Planificar la sucesión ayuda a mantener la estabilidad y la efectividad de la obra misionera a lo largo de generaciones. Al fomentar la participación juvenil en las experiencias misioneras y los programas de formación, se puede inspirar a una nueva generación de misioneros.
Con la organización de eventos tales como conferencias misioneras, talleres y programas de formación adaptados a los jóvenes, se puede despertar en ellos el interés y el compromiso con la obra misionera. Al ofrecer mentorías y brindar apoyo a los misioneros jóvenes, se los puede ayudar a navegar por los desafíos de la vida misionera y a desarrollar carreras profesionales sostenibles en la obra misionera. Promoviendo la colaboración entre misioneros mayores y más jóvenes, se pueden mejorar los esfuerzos misioneros. Al generar oportunidades para equipos intergeneracionales, de tal forma que misioneros con más experiencia trabajen junto a otros más jóvenes, se puede facilitar la transferencia de conocimiento y las generaciones pueden brindarse apoyo mutuo. Esta colaboración puede ayudar a reducir el tamaño de la brecha generacional y garantizar la continuidad de la obra misionera.
Evangelización de Asia del Este
La misión de evangelizar Asia del Este, que incluye alcanzar a los grupos étnicos no alcanzados (GENA), sigue siendo un aspecto crucial del mandato de la iglesia. En Asia del Este habitan muchos GENA: algunos viven en zonas remotas de China o en comunidades rurales dentro de Japón y hay varias minoridades étnicas repartidas lo largo de la región. Estos grupos suelen tener poco o nulo acceso al evangelio, por lo que llevar la obra misionera hacia ellos es algo tan esencial como desafiante. La iglesia debe dar prioridad a identificar estos grupos, entender sus contextos culturales y sociales únicos y desarrollar estrategias diseñadas para alcanzarlos con eficacia.
China, con su población vasta y diversa, presenta oportunidades y desafíos de gran importancia para la evangelización. Es frecuente que las regiones remotas y las zonas con minorías étnicas no sean alcanzadas, por lo que es necesario abordar el ministerio de forma innovadora. Algo similar ocurre en Japón, donde menos del uno por ciento de la población se identifica como cristiana y es frecuente que a las comunidades rurales no llegue el evangelio. Para evangelizar de forma efectiva esas zonas, es necesario entender en profundidad las culturas locales y desarrollar métodos de evangelización culturalmente relevantes.
Los líderes de las iglesias taiwanesas llevan un tiempo reuniéndose anualmente para las conferencias Future Church [Iglesia Futura] organizadas por CCCOWE Taiwán y Lausana Taiwán. Estas conferencias se han centrado en varias áreas como: la Comunidad Centrada en el Evangelio para enfatizar la verdad como salvaguardia de la fe, el establecimiento del reino de Dios como una autoridad soberana y la creación de relaciones sólidas basadas en la identidad en Cristo. El discipulado holístico se enfoca en apoyar la vida familiar, la salud mental, el desarrollo personal y la salud física en lugar de apoyar solo las disciplinas espirituales.
Mongolia da un ejemplo de crecimiento eclesiástico significativo y de madurez desde el establecimiento de la primera iglesia cristiana moderna en 1991.3 El objetivo de que haya al menos una iglesia en cada condado y subdivisión de la capital es una misión ambiciosa, pero, al mismo tiempo, necesaria para garantizar un discipulado generalizado y el apoyo de la comunidad. Toda Asia del Noreste podría sentirse inspirada por el modelo mongol y hacer esfuerzos similares. Es esencial desarrollar una estrategia centrada en la plantación de iglesias, el discipulado y el crecimiento sostenible para la salud general y la expansión de la iglesia en la región.
Tras haber sufrido tanto desastres naturales como causados por el hombre, asociados a megaterremotos como el de la fosa de Nankai en Japón,4 muchas personas están reflexionando sobre su propio destino. La situación está arrojando luz sobre el verdadero valor del evangelio que presenta la iglesia. La iglesia es cada vez más consciente de que necesita interactuar con la comunidad local y vivir el evangelio y su misión de formas socialmente relevantes, es decir, con un ministerio holístico. Al prepararse para un terremoto tan grave y sufrir realmente las adversidades que conlleva, la iglesia puede aportar de forma activa a la colaboración comunitaria y comprometerse con compartir el evangelio por medio de «hechos y palabras». Este tipo de ministerio holístico también nos llama a colaborar con una mentalidad de reino en la región de Asia del Este: nos llama a tener iniciativas empresariales innovadoras y redentoras para las misiones a fin de hacer avanzar el evangelio, no solo en tiempos de catástrofes naturales, sino también cuando atravesamos dificultades políticas y económicas.
Un aspecto crucial de la evangelización efectiva en Asia del Este implica desarrollar esfuerzos para lograr autoteología. Las iglesias locales deben participar de la creación de marcos teológicos que resuenen en sus contextos culturales y sociales únicos. Este proceso, al que se conoce como autoteología, permite que las iglesias desarrollen doctrinas y prácticas tanto bíblicamente sólidas como culturalmente relevantes. Al participar de los esfuerzos para lograr una autoteología, las iglesias pueden asegurarse de que sus enseñanzas y prácticas sean significativas e impactantes para sus entornos culturales específicos. Este abordaje también fortalece a los líderes de iglesias locales y los miembros de las congregaciones para que se apropien de su fe y promuevan un testimonio cristiano más sólido y auténtico.
El impacto en la iglesia y algunas recomendaciones
Para evangelizar de forma efectiva a Asia del Este, las iglesias deben involucrarse en lograr una planificación estratégica y medidas de alcance innovadoras. El primer paso consiste en identificar los GENA y entender sus contextos culturales. Las iglesias pueden aprovechar las asociaciones con organizaciones misioneras mundiales para acceder a recursos y el conocimiento de expertos. También es crucial capacitar a misioneros locales que comprendan el idioma y la cultura de los GENA. Estos misioneros pueden aprovechar sus métodos culturalmente relevantes para compartir el evangelio y asegurarse de que resuene en las comunidades a las que se dirijan.
El uso de la tecnología puede enriquecer los esfuerzos de evangelización. Las plataformas digitales pueden dar acceso a recursos bíblicos, a programas de discipulado virtual y a servicios de adoración para quienes viven en zonas remotas. Además, aprovechar las redes sociales puede ayudar a difundir el mensaje del evangelio ante generaciones más jóvenes y personas con conocimientos de tecnología.
Las iglesias también deben desarrollar sistemas de apoyo para los misioneros que trabajan en entornos desafiantes. Entre otras cosas, pueden ofrecerles sustento financiero, recursos de salud mental y capacitaciones continuas para ayudarlos a adaptarse a circunstancias que no dejan de cambiar. La creación de sólidas redes de iglesias locales puede servir de base de apoyo para los misioneros y ayudar a sostener los esfuerzos misioneros a largo plazo. Al fomentar los viajes misioneros de corta duración, también se puede inspirar a los miembros de la iglesia a comprometerse con la evangelización y desarrollar un corazón para las misiones. Estos viajes permiten tener experiencias directas con la obra misionera y ayudan a construir relaciones con las comunidades locales.
Es esencial promover la oración por los GENA y los esfuerzos misioneros. Las iglesias pueden organizar grupos de oración y eventos centrados en interceder por regiones específicas y grupos étnicos. Con la oración se puede dar poder y sostén a los esfuerzos misioneros, brindando apoyo espiritual tanto a los misioneros como a las comunidades a las que sirven. Por último, es crucial fomentar esfuerzos de autoteología dentro de las iglesias locales. Al desarrollar marcos teológicos que resuenen con sus contextos culturales únicos, las iglesias pueden asegurarse de que sus enseñanzas sean relevantes e impactantes. Este abordaje también fortalece a los líderes de iglesias locales y los miembros de las congregaciones para que se apropien de su fe y promuevan un testimonio cristiano más sólido y auténtico.
Misiones policéntricas del mundo mayoritario
Mientras que la iglesia en Asia se ha centrado en la evangelización dentro de su propio contexto indígena, el envío de misiones transculturales está pasando a ser un tema importante. Corea ha enviado más de 22 000 misioneros desde 2020.5 Sin embargo, esta cifra se ha estancado debido al envejecimiento de la fuerza misionera y la disminución de participación de la generación más joven.
Las iglesias de Taiwán y Hong Kong han enviado entre 600 y 700 misioneros cada una. Mientras que los líderes de la iglesia de Hong Kong se enfrentan a una crisis de desilusión entre los jóvenes, recientemente los líderes de Taiwán han aflorado con las misiones globales como un tema importante. Sin embargo, la mayoría de los misioneros en Asia y alrededor del mundo están trabajando dentro de su propia diáspora china. Mongolia es una iglesia joven con fuerza reducida para enviar misioneros y, sin embargo, porcentualmente los mongoles son quienes más misioneros envían por cada cristiano en el país.
China es el único país de Asia donde hubo un aumento significativo en el número de envío de personas en misiones transculturales al extranjero. Esto se debe al rápido crecimiento del movimiento de iglesias caseras en medio de la persecución. Las iglesias caseras chinas se centran en enviar misioneros transculturales «hasta los confines de la tierra», con el objetivo principal de enviar misioneros «de regreso a Jerusalén» por la ruta de la seda, por la misma dirección de la iniciativa económica y geopolítica del presidente Xi Jinping: la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
El impulso misionero de China, además, contribuyó decisivamente al lanzamiento de Arise Asia, una conferencia juvenil misionera que se convirtió en un movimiento con un desafío: «ir a donde no está el evangelio». Arise Asia moviliza a obreros transculturales más jóvenes para que se involucren en misiones transculturales. El impacto que tendrá en el futuro la misión global de Asia es prometedor: es posible que miles de jóvenes entreguen sus vidas para ser misioneros transculturales y llegar a los pueblos, las ciudades y las regiones del mundo que no han sido alcanzadas, donde Cristo aún no se conoce a Cristo.
Conclusión
Las iglesias de Asia del Este se enfrentan a una compleja variedad de desafíos y oportunidades a medida que avanzan hacia el 2050. Para abordar los cambios demográficos, las influencias sociopolíticas, los avances tecnológicos y las dinámicas generacionales, será necesario que haya planificación estratégica, enfoques innovadores y un compromiso con el ministerio holístico y el envío de misioneros. Si la iglesia enarbola estos temas y se adapta a este panorama en constante cambio, podrá seguir cumpliendo su misión y seguirá siendo una fuerza vital para lograr una transformación espiritual y social en la región.
Puede que el camino a seguir sea desafiante, pero si demuestra resiliencia y adaptabilidad y se enfoca en la comunidad y la colaboración, la iglesia de Asia del Este puede prosperar y causar un impacto duradero. Por medio del ministerio intergeneracional, el compromiso holístico con la comunidad, la innovación tecnológica, la planificación estratégica y el envío mundial de misioneros, la iglesia puede navegar por las complejidades del mundo moderno y seguir siendo un faro de esperanza y transformación. Al abordar estas áreas críticas, la iglesia también puede apoyar su propio crecimiento y expandir sus esfuerzos misioneros, y asegurarse así de que el evangelio llegue a todos los rincones de Asia del Este y más allá.
Notas finales
- Hundreds of Japanese towns at ‘risk of disappearing’, Bangkok Post, 2024. 24. Apr, https://www.bangkokpost.com/world/2782047/hundreds-of-japanese-towns-at-risk-of-disappearing-due-to-plunge-in-women-of-child-bearing-age-study 2024. 1. Jun
- https://www.info.gov.hk/gia/general/202006/30/P2020063001015.htm 2024.19.May
- “Christianity in Mongolia”, https://en.wikipedia.org/wiki/Christianity_in_Mongolia
- Los terremotos de Nankai (南海地震, Nankai jishin) son megaterremotos que afectan a la región japonesa del Nankaidō (región del mar del sur).
- “The Status of Korean Missions as of December 2023”, Korea Research Institute for Mission (KRIM), https://krim.org/2023-korean-mission-statistics/ 2024.10. May