El bienestar de las mujeres musulmanas en Afganistán ha sido nuestra gran preocupación tras el regreso de los talibanes al país. ¿Cómo puede la iglesia mundial comprender lo que afrontan en el ámbito de la educación, la familia y la vida pública, para ayudarlas y orar por ellas? En primer lugar, debemos conocer las numerosas diferencias entre mujeres musulmanas, como las distinciones sectarias, las variadas experiencias religiosas y los diversos orígenes étnicos. Moyra Dale, etnógrafa especializada en mujeres musulmanas, destaca y explica algunas de estas diferencias en “La diversidad de las mujeres musulmanas: Afganistán y más allá«. Concluye: «Hoy hay casi mil millones de mujeres musulmanas, el 12% de la población mundial, repartidas por todo el planeta. . . . Nuestro papel no es hacer generalizaciones sobre las mujeres que encontramos y sus trasfondos, historia o educación, sino escuchar bien y hacer preguntas sobre ellas o las comunidades de las que provienen . . . . comprender su situación única, y señalarles al Dios que las ve y las ama plenamente».
“¿Cómo es posible hablar a la gente de un Dios amoroso cuando los cristianos no son reconciliadores?”, se pregunta Daniel Munayer en «Abrazar la reconciliación: Seis etapas para construir la paz entre Israel-Palestina y otros países”, especialmente en su contexto específico en el que hay «muchos cristianos (que) no muestran justicia y compasión en el conflicto entre Israel y Palestina». Daniel, un cristiano palestino, cree que el evangelio de la reconciliación se ve perjudicado por los cristianos que tienen «opiniones islamófobas y antisemitas» y por su «inacción» en medio de las injusticias, «especialmente si tienen poder e influencia significativos». Una iniciativa cristiana en Israel-Palestina que ha comprendido la necesidad de la reconciliación es Musalaha («Reconciliación» en árabe), una organización religiosa especializada en la transformación de conflictos y la construcción de la paz, de la que Daniel es el Director de Desarrollo. El autor expone “una teología y un modelo de reconciliación únicos de seis etapas» desarrollados por Musalaha, con medidas prácticas que la iglesia mundial podría adoptar en su compromiso con los conflictos y su «papel de liderazgo en el mandato de la reconciliación».
Algunos se preguntarán: «¿Forma parte de la Misión de Dios este papel de involucrarse en conflictos y traer reconciliación? ¿No debería una iglesia misional centrarse en la predicación del evangelio?”. Jim Memory, líder internacional de Misión Cristiana Europea, y su equipo llevaron a cabo una investigación en nombre del Comité de Lausana de España, para averiguar «si la comprensión teológica y la práctica de la ‘misionalidad’ estaba avanzando o retrocediendo dentro de las iglesias evangélicas españolas”. Los resultados y el análisis de la investigación se resumen en «¿Cómo medimos el entendimiento misional de las iglesias? España como modelo de investigación”. Basándose en resultados cuantitativos y cualitativos, el estudio muestra que “la Misión de Dios y el término ‘misional’ son ampliamente entendidos y utilizados, pero aún predominan los que consideran la Misión de Dios como una tarea que él ha delegado en la iglesia”, particularmente la tarea de proclamar el evangelio. Sin embargo, hay quienes entienden la Misión de Dios como “vivir un estilo de vida misionero, servir a Dios, cooperar con él, ser agentes de cambio y transformación, ser presencia e influencia en nuestro contexto, ser sal y luz”.
Joel Edwards, un inmigrante jamaicano que creció en Gran Bretaña, ejemplificó esta colaboración con Dios en su Misión durante su vida. Esto se demuestra claramente en “El legado de liderazgo de Joel Edwards: una breve biografía de un icono jamaicano” de Las Newman, Director Mundial Asociado para las Regiones del Movimiento de Lausana. En sus diversos papeles de liderazgo en el Reino Unido y en todo el mundo, Joel Edwards ayudó a tender puentes, a relacionarse con la sociedad en amor y unidad, y a defender la igualdad, los derechos humanos y la libertad religiosa. En su homenaje, David Muir, su amigo y colega de mucho tiempo, resume que «en el centro de su ministerio había tres grandes ideas: hacer creíble a Cristo en la esfera pública, mediar el evangelio como buena noticia y unir a los evangélicos para transformar la sociedad». En última instancia, el legado de liderazgo de Joel Edwards para la iglesia mundial «ilustra las posibilidades y el valor de las iglesias de inmigrantes para revitalizar el cristianismo en entornos cristianos más antiguos».
Que los artículos de este número nos lleven a participar en la Misión de Dios en su mundo hoy.
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