Hay un dicho africano que dice: “Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir lejos, ve acompañado”. Éste fue, en gran medida, el pulso del Encuentro de Líderes Jóvenes de Lausana 2016 (ELJ2016).
Hace más de tres años, el Padre tuvo la visión de unir a la siguiente generación de líderes evangélicos para que pudieran emprender un viaje juntos. Levantó un equipo que compartía la convicción de que el rico legado del Movimiento de Lausana debía ser transmitido a la siguiente generación.
Así fue que más de 1000 líderes jóvenes y mentores de más de 140 países se reunieron en Yakarta, en agosto de 2016. Estuvimos orando, esperando un tiempo especial, pero no teníamos la menor idea de lo que el Padre tenía preparado para nosotros. Por lo general, lleva décadas ver el fruto que emerge de este tipo de encuentro. Sin embargo, por la gracia de Dios, él ya nos ha permitido ver un fruto impresionante en forma de conexiones del reino.
Éstas son las seis lecciones sobre el desarrollo del liderazgo que Dios nos enseñó en este proceso:
1. Honra a Dios con todo tu corazón y él bendecirá la obra de tus manos
El ELJ fue organizado por “vasijas de barro”. Humanamente hablando, la situación no era la más favorable. El equipo estaba formado por líderes jóvenes que servían como voluntarios, con limitaciones de tiempo y poca experiencia en la organización de un encuentro grande. Tuvimos el apoyo de un personal muy reducido y un presupuesto modesto mientas enfrentamos los desafíos abrumadores de armar un encuentro mundial.
Sin embargo, teníamos algo nuestro favor. Sabíamos, bien en lo profundo, que ésta era la visión de Dios, la batalla de Dios, y que él estaba con nosotros. De modo que no teníamos más opción que depositar toda nuestra confianza en él. Lo buscamos ávidamente en cada decisión, mantuvimos la oración en primer plano, clamamos por la guía del Espíritu, ayunamos, mantuvimos cuentas cortas con Dios con relación al pecado, e hicimos nuestro mejor esfuerzo por honrar a Dios en las batallas que vienen con la ocupación de un territorio.
Dios no nos decepcionó. Escuchó nuestro clamor, puso su mano poderosa sobre el encuentro, luchó las grandes batallas por nosotros, hizo que tuviésemos favor ante las autoridades con relación a las visas, tocó el corazón de los donantes, llamó de manera sobrenatural a personas para que ayudaran en tiempos de necesidad, y liberó su Espíritu poderosamente para orquestar conexiones divinas. Creemos que ésta fue el “arma secreta” del ELJ: un Padre amoroso, con una misión imparable, usando un equipo que sabía que no podría hacer nada sin él.
2. Escoger las personas correctas
El cuidadoso proceso de seleccionar las personas correctas da sus frutos. Recibimos miles de nominaciones para potenciales participantes, y realizamos un extenso proceso de selección regional acompañado de oración. Los participantes seleccionados también tuvieron que trabajar en la recaudación de sus fondos personales, y debieron comprometerse a un proceso de preparación de un año. El resultado fue no solo una alta calidad en los participantes, sino también un grupo que estaban ávido por asistir y contribuir.
Esto fue aún más cierto para el equipo organizador. Una de nuestras lecciones más preciosas fue que debemos tener las personas correctas en el lugar correcto por las razones correctas.
3. El desarrollo del liderazgo es un proceso comunitario
La visión del ELJ siempre ha sido algo mucho más allá de un simple encuentro; previmos una comunidad que emprendería un viaje juntos. En consecuencia, el equipo de planificación del ELJ2016 fue ambicioso en su preparación. Imaginamos un año de comunicaciones mensuales que conducirían al ELJ, diseñadas para facilitar “contactos misionales” que se convertirían en auténticos amigos. Avanzamos desde llamadas por Skype a grupos nacionales y regionales presenciales antes del ELJ a la formación de grupos Connect mundiales fuertemente unidos supervisados por mentores bien entrenados en el ELJ.
La tecnología fue aprovechada para proveer conexiones en todos los frentes. Esto incluyó llamadas por Skype, comunidades de Facebook, una familia de WhatsApp y —lo más crucial— una plataforma en línea y una app móvil seguras llamadas Connector, que sirvieron como directorios inteligentes para lograr interacciones significativas. Aun antes que llegaran a Yakarta para el encuentro, nueve de cada diez participantes ya habían formado auténticas conexiones y amistades con otros asistentes. El resultado fue una comunidad que estaba recorriendo un camino como un solo cuerpo aun antes de encontrarnos, con un gran sentido de algo propio y entusiasmo por lo que Dios estaba por hacer.
En el encuentro mismo, se intercambiaron casi 200.000 mensajes entre líderes jóvenes usando Connector. Además, cada tarde del programa del ELJ fue dejada libre para que pudieran establecerse relaciones profundas y de por vida a través de cafés informales, experiencias compartidas y asociaciones estratégicas, como la colaboración emergente regional entre China y África.
Éste es solo el inicio del viaje. Celebramos la bondad de Dios cuando vimos que más del 82% de los participantes del ELJ decidieron continuar hacia lo que hemos llamado la “Generación del Líderes Jóvenes”, un compromiso de diez años del Movimiento de Lausana con el desarrollo de estos líderes a través de mentoreo, conexiones y recursos”.[1]
4. Una generación necesita a la otra
Aún nos asombra pensar que el equipo de liderazgo superior de Lausana confiara la planificación de un encuentro tan crítico a un grupo de líderes jóvenes. Ellos nos empoderaron y caminaron con nosotros, ejemplificando la humildad de una forma tal que marcó profundamente a nuestro equipo. Nosotros, a su vez, hicimos todos los esfuerzos por honrarlos, buscar su sabiduría, pedir orientación y aprender de su rica experiencia.
Durante el encuentro, 170 mentores cuidadosamente seleccionados lideraron los grupos pequeños y estuvieron disponibles para reunirse con los líderes jóvenes uno a uno. Para nuestra alegría, se realizaron más de 1.400 de estas reuniones uno a uno durante la semana, y muchos participantes han dicho que esto fue un momento memorable para ellos.
Este modelo, de líderes jóvenes que confían en líderes jóvenes y los empoderan, y de líderes jóvenes que honran y aprenden de los mayores, podría proveer una lección preciosa para la iglesia mundial. Es una dependencia intergeneracional que creemos que glorifica a Dios y trae mucho fruto, ya que juntos somos más fuertes.
5. La mejor conexión para la misión mundial surge de compartir historias
El ELJ2016 fue construido sobre la convicción de que nuestra identidad más profunda es estar “Unidos en la Gran Historia”.[2] El programa apuntó a extraer nuestras historias locales de identidad, propósito, tensión y resolución, y unirlas al relato maestro de Dios, que redime al mundo a través de Cristo.[3]
Sumergimos a estos jóvenes “actores” en la historia de la misión de Dios, para volver a escuchar su llamado a crear, arrepentirse y bendecir, amar, reconciliar y adorar. Inclinamos nuestros oídos a su voz, aprendiendo a improvisar fielmente en nuestro escenario específico.[4]
Estas etapas e historias fueron sorprendentemente diversas. Como dijo con tanta fuerza nuestra hermana egipcia, Anne Zaki: “La belleza de Dios y el esplendor de Dios no pueden ser contenidos en un idioma, un pueblo o un género”. Este encuentro nos recordó que solo juntos somos realmente la iglesia mundial.
- Una participante de Oriente Medio compartió cómo, a través de conexiones divinas en este encuentro, ¡se unirá a una banda estadounidense de música bluegrass para viajar por toda India compartiendo el evangelio!
- Ucranianos, rusos y europeos oraron con un solo corazón por el florecimiento de Eurasia.
- Norcoreanos, surcoreanos y estadounidenses compartieron su dolor y celebraron la promesa de iniciativas transfronterizas.
- Esrilanqueses hablaron de la desradicalización de los jóvenes a través del simple acto de la hospitalidad alrededor de una comida compartida.
Estas historias abarcaron la iglesia institucional, el mundo académico, el ambiente laboral y las organizaciones misioneras. Reflejaron la imagen de Dios a través de una colaboración auténtica de hombres y mujeres, proclamando el evangelio juntos. Fusionaron el Espíritu, la Palabra y el Mundo, uniendo a anglicanos conservadores, presbiterianos reformados, tradicionalistas sacramentales, Bautistas basados en la Biblia y pentecostales apasionados como una única familia evangélica.
A través de compartir historias, podemos desarrollar líderes que aprenden a amar esta diversidad y celebran la gloria multiforme de Dios en los rostros y las prácticas de su iglesia mundial. El ELJ2016 desplegó el poder de la conexión a través de historias. Esto representa un camino indirecto hacia el desarrollo del liderazgo. Sin embargo, es también la forma más estratégica de formar guías sabios para la tarea de mostrar y contar la antigua historia del reinado de Dios, de maneras frescas, en terreno desconocido, para un tiempo como éste.
6. Escuchar la silenciosa y pequeña voz
“Contar historias” exige un público receptivo y ansioso por escuchar. El desarrollo del liderazgo debe cultivar la atención a la silenciosa y pequeña voz de Dios y de nuestro prójimo en la aldea mundial, haciendo crecer oídos para oír.
A lo largo de proceso de planificación, Dios nos llamó a esperar, ayunar, orar y disminuir la velocidad. Esto se introdujo en el encuentro. Casi cada sesión incluyó minutos de silencio total, para escuchar al Dios que habla, y para procesar todo lo que habíamos escuchado en la presencia del Logos. El eje de todo el encuentro fue una noche de oración, identificándonos con Israel, al borde de la tierra prometida, anhelando que el Señor nos guiara hacia adelante.
La misión mundial depende de discernir la guía de Dios, y el corazón de Dios se escucha mejor en los clamores de los oprimidos y los que están en el “lado oculto” de la historia.[5] Necesitamos capacitar a los líderes para que presten atención. Con este objetivo, el ELJ2016 fue un experimento potente.
Por ejemplo, aprendimos mucho de:
- ex yihadistas en Níger que se convirtieron como consecuencia de sueños acerca de un hombre de blanco;
- creyentes comunes y corrientes, pero increíblemente valientes en Irán, que enfrentaron confinamientos solitarios durante meses y años por compartir abiertamente a Jesús;
- líderes de iglesias hogareñas en China que dirigen una red de millones de personas, y que piensan enviar 20.000 misioneros a todo el mundo para el año 2030;[6]
- nuestras muchas hermanas en Cristo, incluyendo una frágil política brasileña enfrentándose a la corrupción y a la degradación ambiental, utilizando su fe para salvar el Amazonas; e
- incontables santos cotidianos que compartieron sus historias de vida en grupos pequeños.
Ésta es la obra de Dios, que toma susurros de los márgenes y los traduce para que muchos escuchen, hablando verdad al poder. Nos regocijamos cuando vimos a líderes jóvenes aprender a inclinar sus oídos hacia quienes ocupan la silla menos importante en nuestra mesa de comunión. ¡Qué hermoso fue amplificar esta voz del reino, en vez de simplemente privilegiar nombres famosos del circuito de oradores evangélicos!
¡Dios es fiel!
A lo largo del ELJ2016, hemos viajado juntos: juntos con Dios, juntos unos con otros, juntos como una iglesia mundial y juntos como generaciones.
Pusimos nuestra plena confianza en Dios y lo servimos de todo corazón, y ahora podemos dar testimonio de su fidelidad, porque ciertamente él ha hecho muchísimo más que todo lo que pudimos imaginarnos o pedir. ¡Gracias sea dadas a Dios!
Traducido por Alejandro Field
Notas
- Nota del editor: Ver al artículo titulado “La participación renovada de Lausana en la misión mundial: El impacto de Ciudad del Cabo 2010”, por Michael Oh y Justin Schell, en el número de noviembre de 2015 del Análisis Mundial de Lausana.
- On the centrality of narrative for identity and action, see Lesslie Newbigin, The Gospel in a Pluralist Society (Grand Rapids: Eerdmans, 1989), 15: ‘The way we understand human life depends on what conception we have of the human story. What [then] is the real story of which my life story is part?’ Similarly, Alasdair MacIntyre argues that humans are essentially ‘story-telling animals’: ‘I can only answer the question “What am I to do?” if I can answer the prior question “Of what story or stories do I find myself a part?”’ See his After Virtue, 2nd ed (Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press, 1984), 216.
- Informing YLG2016’s process of combining deep questions and rich stories to call out the ‘brilliance’ of each participant for global mission, see Mark Strom, Lead with Wisdom: How Wisdom Transforms Good Leaders into Great Leaders (Milton, Qld: Wiley, 2014).
- On a dramatic/narrative hermeneutic of Scripture engagement that mobilizes the church for mission, see Christopher Wright, The Mission of God: Unlocking the Bible’s Grand Narrative (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2006); Kevin Vanhoozer, The Drama of Doctrine: A Canonical-linguistic Approach to Christian Theology (Louisville, KT: Westminster John Knox, 2005); N T Wright, The Last Word: Beyond the Bible Wars to a New Understanding of the Authority of Scripture (New York: HarperCollins, 2005), 121-127. The programme structure developed out of the theology of education in David Benson, Schools, Scripture and Secularisation: A Christian Theological Argument for the Incorporation of Sacred Texts within Australian Public Education, unpublished doctoral dissertation, the University of Queensland, ch 5, available at http://espace.library.uq.edu.au/view/UQ:384064.
- Embodying this spirituality of humble listening, see the work of Graham Hill in the ‘Global Church’ project at https://theglobalchurchproject.com/. See also his book, Global Church Reshaping Our Conversations, Renewing Our Mission, Revitalizing Our Churches (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2016).
- Nota del editor: Ver el artículo titulado “Las señales contradictorias de China”, por David Ro, en el número de enero de 2016 del Análisis Mundial de Lausana.